Yo pido la hoja de reclamaciones

En éste mundo hay gente con mucho morro.
Gente que intenta colarse en la cola del pan, porque, aunque ya tengo 18 añazos, siguen creyendose que soy una niña que se calla la boca, y, como la gente que me conoce sabe muy bien, eso no es verdad.
También está la gente que intenta sacar siempre el máximo partido de la situación, cosa que está muy bien siempre y cuando no abuses del resto de personas. En estas situaciones, intento, cómo no, no callarme, aunque hay veces que me superan, y sólo puedo respirar muy profundo y salir corriendo de ese lugar lo más rápido que pueda.
Y luego están los que te echan la culpa de todo, los que se creen que tú eres la mala, q tú mereces ser castigada (castigada por ellos) mientras ellos sólo son víctimas de tu crueldad. Y encima te lo repiten, y te dan cancha por si tú les contestas, quieren que les regales el oído y que les pidas perdón de rodillas. Y tú, inocente, creyendo que vas a arreglar algo, contestas, claro que sí, que por tí no quede. ¿Para qué? Si tú eres la mala. ¿Y porqué? Pues aún no se sabe.
Hay quién dice que esas cosas se hacen porque esa persona en el fondo te importa. Otros piensan que es porque "la mala" quiere acabar el conflicto siendo "la buena". Y no digo yo que no a ésto último.
En mi opinión, es porque aquel que te echa la culpa de todo, lo que en realidad quiere es que tú te sientas culpable, para no tener que cargar él con toda la culpa. Y digo él con toda la intención (aunque no me refiero a todo el género masculino, sólo a una minúscula parte que, si me lee, se dará por aludido).
Y ahí no acaba la cosa: para más inri bombardea mi post con acusaciones y casi con insultos. Perdone usted, señor mío, yo soy la que pide la hoja de reclamaciones. Y si usted perdió la ilusión, imagínese lo que perdí yo, que, como ya dije, estaba dispuesta a seguir luchando.
Y ruego a vuestra merced, si no es molestia, que no irrumpa en mi blog con datos inciertos sobre mi persona, mis sentimientos y en definitiva, mi vida, porque usted ya no sabe nada de mí.