Cartas

Hoy me han echado las cartas. No es que haya llamado a la tele para que la bruja Lola me ponga dos velas negras, sino que una amiga del chalet, muy aficionada a todas estas cosas, se instruye con libros esotéricos para luego leernos las cartas a nosotros, sus amigos, y, porqué no decirlo, sus conejillos de indias.
La verdad es que me ha presagiado un futuro estupendo, (jejeje) que espero llegue pronto, aunque con sus problemillas. De todas formas, como había una cola enorme para que les atendiera la pitonisa (toda mi peña estaba esperando impaciente, porque ayer se hizo de rogar y no quiso echárnoslas), no he querido hacer más preguntas para entrar en detalles futuristas. Me he levantado del banco dando saltos de alegría.
Es que el Tarot de Marsella que se acaba de comprar es estupendo.
Sea como sea, mi amiga se sabe la vida amorosa de toda mi peña, porque como os imagináis, de lo único que le preguntamos a esta edad es de amores. Y la chiquilla lo guarda todo como si de un secreto de confesión se tratase. Es estupenda.
Si lo que me ha dicho hoy ya me lo pesagió en verano... si lleva detrás de mí la tira de tiempo con el mismo tema. Esa vez no fueron cartas, fueron las runas... pero es igual, lo que importa es que acierten... o que me den ánimos para seguir adelante.
Y para más inri (que luego dicen que todo esto son imaginaciones tuyas, y que aciertan porque todo está en tu mente) me ha dicho lo que todo mi alrededor me lleva diciendo desde hace mil años (pero que yo desgraciadamente no soy capaz de ver, voy a llorar!!), y alguna cosa más que sí que es cierta.
Si en el fondo, creo que yo también lo empiezo a ver... lo empiezo a ver... La Emperatriz Infantil estará contenta, igual que mi querida veterinaria, porque creo que me lo llevan gritando una buena temporada. Y mis niñas también, mañana se lo cuento, empiezo a verlo todo...