Verba volant, scripta manent

24 febrero 2006

Mi querida veterinaria...

Mi querida veterinaria:

Tienes toda la razón del mundo. La verdad es que ese peliculón llamado Brokeback Mountain se merece un post, pero tengo que reconocer que todo este tiempo que ha pasado desde que la vimos me ha servido para hacer todo un estudio de la película... y de otras cosas.

Estoy pensando que una de las razones por las que ésto debe aparecer en mi pequeña "morada virtual" es por el buen rato que pasamos juntas, por todo lo que nos dijimos, por lo que no hizo falta decir, por lo que no hará falta que digas, porque despertaste en mí las ganas de ir a cierto sitio (que yo creía que no vendrían nunca)...

Ahora pasamos al tema que nos ocupa: una película de AMOR, con mayúsculas, de ese que crees que nunca podrá sucederte a tí. Lo cierto es que no pensé encontrar en ésta cinta un AMOR tan puro, tan de verdad. Así, en mi casa, y generalmente cuando no encuentro distracción alguna, me da por pensar que ojalá yo fuera capaz de sentir algo así por alguien. Quisiera amar por encima de todo y de todos, sin importar nada que no fuera mi AMOR por la persona amada. Por supuesto, no dejo de pensar que ojalá alguien me quisiese a mí de esa forma, anteponiéndolo todo... Ojalá.
Qué bonitas parecen, ahora más que nunca, las palabras de esa canción de Mecano, "Tú", que dice: tú me has hecho dimitir, y hoy YO se dice así: TÚ.
Amar contra viento y marea tiene que resultar terriblemente complicado, teniendo en cuenta que las personas somos extremadamente vulnerables, y que nos dejamos llevar por lo que digan los demás. Afortunadamente no me he encontrado nunca en esa situación, y rezo para que jamás me pase algo así... pero no puedo evitar pensar que quizá ante esa situación yo amaría más a mi persona especial, las dificultades quizá me hicieran más fuerte, quizá le valoraría más, vería si le amo de verdad, no me dejaría llevar por sensaciones que no van a ningún sitio...
Pero es tan difícil amar cuando una no ve más que obstáculos, cuando cree cerradas todas las puertas, cuando es una misma la que se encarga de cerrarlas, una por una, y con mucho cuidado para que no se vuelvan a abrir, porque cree que tiene una habitación perfecta que no debe ser tocada por ninguna brizna de aire que entre de la calle... No quiero imaginarme la desilusión cuando vea que esa habitación no era tal cosa, sino que era más bien un cuarto trastero donde eché, como en un saco, infinidad de emociones y sentimientos.
Hay quien dice, mi querida veterinaria, que esa habitación se parece más a una suite, y que por eso voy cerrando puertas, porque es valiosa y no debe estropearse. Adamás añaden, que si ahora parece una simple habitación, e incluso a veces un trastero, es porque cree que yo no la cuido, pero en cuanto lo sepa se volverá la mejor habitación del mundo.

Y hablando de cerrar puertas, yo me considero una persona de pocos cambios, clásica, adicta a lo ya establecido, no vaya a ser que lo nuevo sea peor que lo que ya conozco... Y sin embrago me he dado cuenta de que, en ciertos aspectos, hay algunos que me ganan. Me refiero al colectivo masculino heterosexual, que se niega en rotundo a acudir al cine a ver esta película, buena y bonita donde las haya. Quizá es porque les da miedo lo desconocido, les da miedo reconocer que puede haber algo bonito de una historia como esta, que ellos en su mayoría consideran hasta vergonzosa. Siento si hiero los sentimientos de algún hetero que me lea, pero, mi querida veterinaria, hablo con conocimiento de causa y respaldada por comentarios al respecto de mis conocidos.

Espero que algún día puedas ver mi habitación terminada, con luz entrando a raudales por las enormes ventanas que pienso colocarle, para darle alegría. Espero no tener que arrepentirme de haber cerrado tantas puertas porque el aire se haya enrarecido. Y espero que te guste cuando la veas, sinceramente, espero que te guste mucho.
Y otra cosa, quisiera que me invitaras a ver la tuya, que debe estar a punto de construirse, ¿no?.

Un beso de tu amiga,

Irvic.



- ¿Qué significa "domesticar"?
- Es una cosa demasiado olvidada - dijo el zorro -. Siginifica "crear lazos".
- ¿Crear lazos?
- Sí - dijo el zorro -. Para mí no eres todavía más que un muchachito semejante a cien mil muchachitos. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. No soy para tí más que un zorro semejante a cien mil zorros. Pero, si me domesticas, tendremos necesidad el uno del otro. Serás para mí único en el mundo. Seré para ti único en el mundo...
- Empiezo a entender - dijo el principito -. Hay una flor... Creo que me ha domesticado...

14 febrero 2006

Manías

No pensaba usar el meme de Florecilla de Alcanfor hasta que se me agotaran las ideas, pero creo que ya es hora... Así también me analizo a mí misma, que falta me hace, por cierto.

Manías... La verdad es que las tengo a montones... pero ahora no se me ocurre nada...
Con lo maniática que yo soy, qué decepción.
Será que estoy cambiando de manías.
Por ejemplo: antes tenía una tirria insoportable al móvil, creo que fui la última de mis amigos en comprar uno, y ahora me tiro el dia entero mirando si me han dado toques o no, si me han mandado algún mensaje... He de decir, antes de que vuestras mentes se adelanten, que no, que no recibo ninguna de las dos cosas, por lo menos a menudo.

Ah!! Una manía actual: cuando me gusta una canción, la escucho hasta que me duelen los oídos de escuchar siempre lo mismo, y luego un poco más hasta que la canción pierde por completo su interés. Tengo que esperar meses hasta poder escucharla de nuevo sin aburrirme.

Otra: no soporto meter los cubiertos en el cesto del lavavajillas (al contrario que Kilian, que parece que se lo pasa pipa), porque veo los pinchos de los cuchillos hacia arriba y veo mis dedos ensangrentados, y... Nunca me ha pasado nada, pero por si acaso lo hago con mucho cuidado.
Tampoco me gusta quitar las migas de la mesa... UUuuuhhhh!!!

Es que creo que en mi aburrida vida no hay apenas tiempo para manías, a no ser que sea esa de tocarme el pelo constantemente, o de quitarme el anillo y darle vueltas con los dedos, o en la mano... un día lo voy a perder, o la de estudiar girando el portaminas (que no boli) entre los dedos sin parar.

Aunque bueno, ahora que lo pienso, no hago más que hacer cosas que hacen que mi existencia no sea tan aburrida. Y siempre hago las mismas. Quizá eso sean más manías... A ver... siempre discuto de lo mismo con la misma persona, simpre me enfado con los que más me quieren, siempre me enamoro de la persona más inaccesible en ese momento de mi vida... Tengo manía a decirles a las personas lo mucho que significan para mí (aquí también entran los hombres de los que me enamoro, como por consenso conmigo misma he decidido hacer pacto de silencio y no decirle a ninguno de ellos que me muero por sus huesos), tengo manía a llorar (aquí entra la manía anterior, porque es matemático: es decirle a alguien algo parecido a un "te quiero" -no hace falta que sea hombre- y se me saltan las lágrimas... pero no solo con esas cosas, no, mi vida es un torrente de H2O emanado de mis ojos), ...
No, definitivamente no hay nada que haga mi vida un poco interesante.

Interesante no, pero estresante sí, que no es lo mismo pero acaba en "ante", y me ha recordado otra manía: al gente que te agobia constantemente, que habla tan deprisa que no te enteras ni de lo que está diciendo, o que te cuenta su vida así como así y espera que la contestes... Los conductores del autobús 32, que parece que están todos cabreados, y te cierran la puerta en las narices y se piran si tí... para que el otro autobús llegue pasados solo 25 (valiosísimos) minutos de tu vida (si tienes suerte)...

Para terminar, en una fecha tan entrañable como ésta (¿sí?, ¿de verdad?, espera que la escribo que ya casi ni me acuerdo: 14 de Febrero) quiero hablar del amor, o de eso que parecen sentir los ciudadanos madrileños (españoles, extranjeros, obreros, ancianos, jóvenes... hay de todo) que te sueltan piropos por la calle mientras tú te debates entre la idea de salir corriendo, por si acaso te persigue, la de sonreír y ser más descarada que nadie (no, esa es poco viable), y la de no decir nada y pasar de largo mientras piensas para tí misma "Si es que estoy estupenda".
Lo confieso: tengo manía a los piropos (callejeros), y... a ir sola por la calle.

02 febrero 2006

Ruido

Es curioso cómo se cambia de opinión con el paso de los días, a veces de los minutos.
Unas veces doy la bienvenida al silencio, que viene sin que yo se lo pida y se instala a mi lado. Esos son los momentos en los que pienso que todo va mal, que todo se arreglará con un poco de calma, con un poco de reflexión. Pero resulta que no es así, que sólo dejas las cosas peor de lo que estaban, y que lo que antes era un agujero ahora es un valle enorme, lleno de sentimientos que han ido a desembocar ahí por mi culpa, por dar demasiadas vueltas a las cosas y no distraerme.
Y luego están los momentos en los que necesito silencio y no lo consigo. Intento concentrarme, pero primero se escuchan murmullos dentro de mi cabeza. Mientras se les oye bajito no sé lo que son, no sé nada. Pero luego se convierten en voces, que cada vez hablan más fuerte.
Ya no ha silencio, ya no puedo pensar en nada que no sean ellas.
Lo peor viene cuando llegas a descubrir lo que dicen. Entonces te reencuentras con una canción que dice justo lo que piensas, lo que te dicen las voces, lo que estás sintiendo.
¿No es asombroso encontrarte en una canción?
¿No es asombroso encontrarle en una canción?
Entonces descubro que debo poner ese disco a toda pastilla, que el ruido que debo oír no es otro que ese. Al fin y al cabo está describiendo todos y cada uno de mis sentimientos.

Ruido, me machaca y se me clava en los oídos cada vez que me faltas.
Miro, y si te veo, me arrepiento y me desvío del camino que me marcas.

Río, y si me acuerdo de tí es porque el frío me aconseja que lo haga.
Vivo, pero me muero cada vez que te has ido y me has dejado sin nada.

Mido, y aunque me quede demasiado da lo mismo, sigo dando la vara.
Cuido de no echar todo a perder por un descuido, tus palabras son caras.

Finos son tus dedos los que mueven mis hilos, los que a veces me atan.
Dilo, y si prefieres olvidarme, te olvido, aunque me dejes sin nada.

No quiero volver a tener que perder, ni a pintar mi pared del color de un recuerdo, esconderme detrás de un papel y vender tus besos.

Sigo, y no me importa convertirme en el testigo de tu sonrisa cansada.
Envido, y si no lo ves, tranquila, que yo insisto, demasiadas cagadas.

Río, y si me acuerdo de tí es porque el frío me aconseja que lo haga.
Vivo, pero me muero cada vez que te has ido y me has dejado sin nada.

No quiero volver a tener que perder, ni a pintar mi pared del color de un recuerdo, esconderme detrás de un papel y vender tus besos.

Ruido (Despistaos, "¿A tí qué te importa?")