Verba volant, scripta manent

29 diciembre 2005

Lila

Desde pequeña me han enseñado la importancia de acudir al diccionario cada vez que desconozco el significado de alguna palabra, pero pocas veces lo hago, y hoy no he tenido más remedio que reconocerlo.

Lo digo porque hoy me preguntaba qué significaba exactamente la palabra desfase, utilizada por todos mis amigos en cualquier lugar y ocasión para describir cualquier estado de ánimo o cualquier comportamiento de alguien. Yo pensaba que era sinónimo de algo malo (o regular) por aquello de que algo desfasado significa que está pasado de moda, pero resulta que no, si en una fiesta la gente desfasa mucho, eso está bien.

La cuestión es que al pasar las páginas (desde la última hasta la primera, como hago siempre, cosas de la vida) me he encontrado con la palabra lila, bonita donde las haya. He decidido leerla, porque las lilas son mis flores preferidas (las rosas están casi empatadas) y mi perfume huele a lilas también. Mi sorpresa ha llegado cuando he leído la cuarta acepción:
(Coloquial) [persona]Que es tonto e ingenuo.
(El ejemplo ilustrativo no lo pongo porque me da vergüenza)
En fin... parece que lo de mi perfume no es casualidad sino destino.

22 diciembre 2005

El milagro de la Navidad

Si hay algo que me encanta de éstas fechas es la cantidad de milagros que se producen. Y no me refiero sólo al nacimiento del Niño Jesús en nuestros corazones, hecho importantísimo sin el cual nada de esto tendría sentido, sino a otros milagros, los que aparecen cuando menos te lo esperas, o en las personas en las que nunca hubieras pensado que podía producirse semejante cosa.

Podría empezar a hablar del milagro de la repostería y la confitería, que en éstos días arrasa. La variedad de dulces que pueden degustarse es casi infinita, al igual que la cantidad de calorías que pienso ingerir, llamando vulgarmente calorías a lo que en realidad son Kcal, o sea, que lo multiplicaré por mil. (Ya que estamos, podría hablar también del milagro de que Kilian ingiera todo lo que le da la gana, cuado le da la gana, y no tenga que contar ni calorías ni nada). Pero ese no es el tema.

Podría hablar también del milagro del ingenio humano, que cada año inventa unas luces de Navidad más extrañas que las del año anterior (si es que eso es posible), o que busca desesperadamente rimas de todo tipo para no dejar que Ramón García nos de las campanadas tranquilo, o que siempre encuentra la manera de hacer que un objeto completamente inútil parezca, ante nuestros ojos, el regalo perfecto, o el capricho perfecto. Pero ese tampoco es el tema.

Yo en realidad quiero hablar de las transformaciones milagrosas en el corazón de la gente. Hoy, sin ir más lejos, he presenciado unas cuantas.
Mi venerado profesor de Derecho Constitucional, don Luis de la Peña, nos ha deleitado en la clase de hoy con media hora larga de sonrisas y tertulia a la que no nos tiene muy acostumbrados. Yo ya sabía que debajo de esa fachada de hombre (muy muy muy) formal había un gran corazón capaz de comprender que a las 9.00 de la mañana del último día de clase no hay quien se ponga a copiar sus ( abundantes) apuntes, así que nos ha dejado unos minutillos de margen, hasta las 9.30. (¿He dicho ya que le venero?)
Mi (no muy venerada, lo confieso) profesora de Derecho Civil, en un alarde de simpatía, ha decidido felicitarnos las fiestas y mandarnos a la calle justo después de que el grupo que hoy exponía la práctica terminara su ponencia, en vez de continuar, como hacemos habitualmente, con otros tres cuartos de hora de clase teórica.
Mis compañeros de clase, fantásticos compañeros de clase, han decidido (inmediatamente después de que la profesora de Civil diera por terminada la clase) que ésta tarde no veníamos a clase de Contabilidad. Casi nos ponen una pistola en la cabeza para que no viniéramos ninguno, porque, obviamente, si no hay nadie, el profesor no va a dar clase (aunque yo no me arriesgaría a decir tal cosa, porque nunca se sabe cómo va a reaccionar nuestro profesor Cristino).
Por último, mi profesor de Contabilidad, Cristino (me abstengo de hacer valoraciones personales sobre él), con el espíritu de la Navidad latiendo fuertemente en su gran corazón, y (ATENCIÓN: este dato es completemente ficticio) con un mp3 colgado al cuello reproduciendo villancicos, no se enfadará al entrar a las 15.00 en clase y ver que no ha venido ni el tato y que encima no le hemos avisado (NOTA: espero que esto sí sea real).

Me encanta la Navidad.

¡Felices fiestas a todos!

19 diciembre 2005

Con que así es que... paciencia!

Ante las quejas reiteradas de Juan(cho) por el, ciertamente, escaso post con que deleito a mis lectores de un tiempo a esta parte, me veo obligada a pedir disculpas y a exponer las razones de tal escasez.

Se debe, en primer lugar, a la falta de emoción que tiene mi vida. Comprenderéis que una existencia rutinaria no puede postear a diario a no ser que se invente las cosas, y esta sería una solución estupenda si no fuera porque, en segundo lugar se encuantra el cansancio que acumulo, y que deja mi mente exprimida de tal manera que soy incapaz de desarrollar ese sentido literario que me ha acompañado desde pequeña. Pero, querido amigo Kilian, no desesperes, te prometí relatos y te los daré, siempre y cuando tú me prometas que algún día terminarás con esa novela de la que me hablaste cierto día de junio, y en la que prometiste un papel bastante protagonista a una mujer valiente y guerrera, no digo más.

Así es que, mientras me viene la inspiración, o mi vida se torna interesante, os pido calma.

A todo esto, mientras escribía "así es que" se me ha venido a la mente una anécdota que me contó una amiga de mi peña. Andaba ella por Murcia (según ella, lugar mal hablado donde los halla, sin ofender, claro) con sus amigos, y al llegar a un lugar, se lo encontraron cerrado, a lo que uno de su panda dijo:
- Está cerrado, con que así es que nos vamos.

Muchos besos

15 diciembre 2005

"Hay tema fuera"

¡Qué situaciones tan embarazosas se viven a lo largo del día!
Unas dan vergüenza porque están relacionadas contigo (has hecho el ridículo, te has caído de la tarima o casi - ésto va por el profe de Contabilidad, que casi se esmorra-, se te ha roto el pantalón...) y otras te dan vergüenza ajena, q es lo que ocurre, o bien cuando te da pena el otro (pero pena de verdad, de "pobrecillo") o bien porque el otro da una pena se esas simbólicas, que quiere decir que te vayas al psiquiátrico derechito.

Según ocurrió lo que estoy a punto de relataros, miré a Juan(cho), que esta vez no se sentaba a
mi lado, sino al lado de la otra, y dije (aunque no con éstas palabras): "al blog que va a ir".

Empezaré por el principio de los tiempos.
Estábamos en clase de Contabilidad, que es una clase bastante más divertida que el resto, sobre todo por el profesor, Cristino (NOTA: este nombre no es ficticio, es real), que no nos enseña nada (o que enseña tan mal que no somos capaces de aprender nada) pero nos lo pasamos genial en su clase, porque podemos reírnos de él, con él, y hacer otras muchas variantes de la risa.
Nos estaba explicando uno de los asientos contables de un ejercicio (NOTA: no es necesario saber lo que es un asiento contable para entender la historia, sólo es un dato más para entender el contexto de la acción) cuando la gente empezó a murmurar. Al principio levanté la cabeza y vi que la gente se giraba hacia la ventana, así que yo hice lo mismo.
Lo que ví nos dejó a todos conmocionados, debe ser porque, como dice Álvaro Alcalá, era más divertido que escuchar a Cris(tino). Resulta que fuera de clase, a medio metro de la ventana estaban dos dándose el lote. A pesar de nuestras risas, que eran muy fuertes, como si estuvieran los de Hommo Zapping haciendo un gag para nosotros en directo, y a pesar de que el profesor también se estaba partiendo de risa, Cris(tina) de Canarias, dijo (debe ser que iba dirigido a alguien que había preguntado):
- ¡Que hay tema fuera!
Y como los pobres estaban haciendo tanto el ridículo, y estábamos todos mirando por la ventana como tontos ( a decir verdad, como si nunca hubiésemos visto un morreo en nuestra vida) nos dieron pena (pena de la de verdad, de la de "pobrecillos") y alguien dijo:
- Pero que alguien de un golpe en la ventana, o algo, para que se den cuenta.
En éstos momentos yo ya no podía más de la risa.
Y fue cuando mi compañero Ángel dió dos golpes en la ventana, que hicieron que los pobres se volvieran hacia nosotros (un montón de caras que se partían de risa de ellos), y otro de los chicos se puso saludarles.

Después de dolor de tripa de la risa que me entró, dolor que recueldo sólo de pensarlo (no voy a pensarlo mucho que empiezo a partirme yo sola), quiero expresar mi deseo de que eso nunca me ocurra a mí.

14 diciembre 2005

Los peligros de los zapatos de punta

Por todos es sabido que los zapatos de punta son tan eficaces para la defensa de las mujeres como un spray antivioladores, o más. Muchos de los hombres que tienen la suerte de ser mis amigos, me han comentado esto. Y es cierto. No quisiera yo tener que emplear mis preciosos zapatos de punta para los fines que yo me imagino, y que seguro que no fueron los fines para los que fueron creados (¿o sí?). Pero éste no es el caso.
Imagináos que una mujer utiliza este complemento como arma cuando en realidad no hay razón para ello, o que lo hace sin intención. Me explico.
Imaginad mi clase, con sillas de las que se bajan (tipo cine, como las de Kilian) e imaginad también que una vez que has bajado la silla queda un espacio entre el respaldo y el asiento.
Ahora poned a mi amigo Juan(cho), sentado a mi lado, en una fila de sillas, y poned en el asiento de detrás de Juan(cho) a una chica con zapatos de punta, que, para estar más cómoda (pues la clase requiere altas dosis de confort para poder dormir agusto) apoya los pies entre ese espacio que queda entre el respaldo y el asiento de mi amigo.
En esta tesitura, Juan(cho) se ve obligado a decir, a la vez que se da la vuelta:
- Perdona - es que es muy educado - No es que me moleste, pero... ¿podrías quitar los pies de ahí? Es que... Compréndeme...
Juan(cho), eres un crack!!

13 diciembre 2005

El ovillo

No ha sido un día tan malo.
He tenido mucho tiempo para reflexionar, mucho, el autobús, el tiempo que tarda en venir y el metro dan mucho, pero que mucho de sí.
Pero inexplicablemente, con tanta reflexión me he liado más.
Esto es como tirar de un ovillo (de uno enredado, se entiende), justo cuando crees que la hebra va a salir porque el nudo se ha deshecho te encuentras con que hay otro, y más grande aún.
No entiendo nada.
Tan pronto pienso una cosa como pienso otra. ¿Es eso posible?
Tan pronto estoy alegre como se me saltan las lágrimas. ¿Es eso normal?
Si río es por encima, pues siempre hay una capa de melancolía (llamadlo tristeza, llamadlo...) que queda por debajo, que es ligera, y hace que me sienta vacía por dentro.
Vacía... Y yo que creía que mi vida estaba llena.
¿Qué me falla? ¿Qué me falta?
¿A qué espero? ¿A qué aspiro?
No lo sé, sólo sé que cada vez que alguien intenta solucionarme el problema lo aparto de mi lado. Lo aparto.
¿Miedo?, puede, si, claro que tengo miedo, la cuestión es que no sé de qué.

12 diciembre 2005

Si no sirve para nada!!!

Supongo que ésta es la primera de las muchas decepciones que me llevaré a lo largo de mi LARGA, PERO MUUUY LARGA estancia en la uc3m ( también llamada la uni, o la facul).
Resulta que llevo todo el puente estudiando (Emperatriz, para que veas que yo he tenido puente pero lo he pasado como tú, más o menos), para nada.
Yo esta semana tenía dos exámenes: de mates y de microeconomía, el segundo de los cuales es mañana (cuando os diga lo que os tengo que decir entenderéis porqué no estoy estudiando en mi cuarto). Cuál no ha sido mi sorpresa ésta tarde, cuando el profesor de micro(microeconomía) nos ha dicho, con toda la pachorra del mundo:
- Éste examen vale un 5% de la nota final.
Dicho así, yo, que no manejo mucho de números así de primeras, digo en un primer instante, "aaahh". Pero luego Juan(cho), que se sienta a mi lado y pilota más que yo de casi todo, dice:
- ¡Pero eso es medio punto!
Y yo caigo en la cuenta, y me da la risa (me río por no llorar).
Efectivamente.
Un examen para el que llevo estudiando un puente entero, y para el que llevo luchando con sus prácticas dos meses porque no las entiendo ni con soluciones al lado, resulta que sólo vale medio punto.
Y yo, que desde que estudio microeconomía entiendo mucho más de números, me he puesto a hacer cuentas y he dicho:
  • Por presentar las prácticas, no por tenerlas bien, me da medio punto en la nota final (en palabras textuales del profesor: "así veo que lo intentáis"). Como no se las lee, estoy pensando en escribir pequeños cuentecillos en las preguntas de desarrollo y así fomentar ese lado tan creativo de mi persona, y que con tanto ejercicio y tanto trabajo no encuentra momento para expandirse.
  • El examen parcial vale otro medio punto de la nota final.
  • Por consiguiente, el examen de febrero vale un 90%.
Y enseguida se me ha venido a la cabeza lo siguiente: el medio punto de las prácticas lo tengo, porque, aunque no las tengo bien (ninguna) al menos lo he intentado y se las he entregado como una niña buena. Eso quiere decir suspendiendo este "examen" la máxima nota que puedo sacar en febrero es un 9.5 (siempre y cuando saque un 10, que va a ser que no) que es una calificación para nada despreciable.

Conclusión a la que llego (me ha sido más fácil hallarla ya que soy una mujer con estudios): ¿merece la pena matarse a estudiar para ganar medio punto en el mejor de los casos? (es que si te pones a hacer cuentas viendo que pasaría si en éste examen sacas un 5 o un 6 te da la risa, así que me abstengo, que mañana tengo que usar la calculadora en este examen tan importante, no sea que se me gaste la pila).

Respuesta a la conculsión : NO

Mañana me darán la segunda decepción de la carrera: lo que vale el examen de matemáticas de viernes.

07 diciembre 2005

You are the one that I want

Supongo que soy una persona de ideas fijas. Por eso cuando un hombre como Dios manda se cruza en mi camino no le hago ni caso.
Es patético, pero supongo (me gusta suponerlo) que es que estoy esperando tanto por una buena causa, porque hay alguien mejor a quien esperar (sin ofender a los que ha pasado por mi lado).
Supongo, y me gustaría (repito, gustaría) suponerlo, que donde pondré el ojo pondré la bala (eso espero) porque como dice la canción: "You are the one that I want", y eso quiere decir que no hay otro.

Aprovecho para despedirme. Me voy de puente a la Hacienda de los Elizondo (mi chalet de Guadalajara) hasta el domingo por la noche. En Guadalajara no ha ningún Franco Reyes (quién es ese hombre...), así que tendré que esperar un poco más para poner mi bala donde quiera mi ojo, en fin... Tampoco tengo Internet, ni Ciber, ni nada, somos así, así que el domingo tendréis post, o si no el lunes, o si no... pues ya veremos que estoy de exámenes.

06 diciembre 2005

Prometo que es real

Ayer, no recuerdo porqué, se me vino a la cabeza ésta anécdota, y pensé en añadirla a mi blog, porque ya está bien de poner cosas tristes, ¿no?. Aunque no lo parezca, ésto es real. Ocurrió realmente, así que no creáis que me lo estoy inventando, por mucho que se parezca a un anuncio.

Íbamos mi familia y yo de tiendas. Aunque mi padre también estaba presente, os imagináis que las que íbamos de tiendas realmente éramos mi hermana, mi madre y yo. Bueno, dicho ésto, empiezo con la historia.
Decidimos entrar en una de éstas tiendas que a las mujeres tanto nos gustan, ZARA, aunque en realidad no comprendo ése afán nuestro por entrar en semejante jaula de leones. ¿Alguien me entiende? Me refiero a que todo está por el suelo, la ropa está arrugada en las mesas, los zapatos se amontonan al lado de la estantería que, en teoría, sirve para ordenarlos, y las chicas, que cobran una miseria, corren de un lado para otro doblando camisetas y colgando pantalones. (He de decir que el dueño de INDITEX será muy rico, que lo es, pero no se ha lucido diseñando ese sistema de tienda, donde las camisetas están dobladas unas encima de otras y para llevarte tu talla tienes que tirar toda la torre, porque la única que te vale siempre es la que está más abajo) .
En semejante caos, las tres andábamos buscando nuestras próximas presas, llenas nosotras de unos niveles insospechados de consumismo. En ésto, mi madre se para en esa estantería llena de zapatos de la que antes os he hablado, y observa detenidamente los modelos: nada que una persona normal pueda ponerse para ir a trabajar, todo diseños extraños para artistas de cine, tacones imposibles y colores que nunca pegan con nada que tu tengas en el armario (¡¡¡¡había unos azules fucsia de lentejuelas!!!!).
Pero ¡no!, de repente, entre el barullo de zapatos en el suelo, mi madre ve un par de botas de piel marron, de un - asombroso - diseño "normal" (vamos, que eran ponibles) y de suela plana, que estaban colocadas una al lado de la otra y bien visibles. Entonces mi madre grita:
- ¡Uy! ¡Qué botas tan monas!
Ya las tenía en sus manos, mirandoles la talla en la suela, para ver si le valían, cuando llega una señora muy asustada, con cara de "no me lo creo" que le dice:
- Perdone, es que esas botas son mías.
Resulta que la pobre mujer estaba probándose uno de esos diseños imposibles de zapatos y había dejado sus botas a un lado.
Si es que eran demasiado poco estrambóticas...

05 diciembre 2005

Para Sheila

Me parecería enormemente injusto que mi amiga Sheila entrara en éste blog y se encontrara de sopetón con éste título: "verba volant, scripta manent". Y es que todo tiene su historia.

Resulta que ésta frase me la enseñó ella. Yo se la pedí porque se la había oído decir muchas veces por razones que ahora no vienen al caso, y digamos que la llevo escrita en mi agenda (de su puño y letra y en varios idiomas) como si fuese un regalo.

Ha llegado la hora de agradecerle a Sheila ésta enseñanza, pues esta frase tiene mucho valor para mí. Con ella he aprendido que todo lo que me digan con mala intención o a mis espaldas, debe entrarme por un oído y salirme por otro; al fin y al cabo las palabras vuelan.
Ojalá, Sheila, ojalá nos hubiéramos conocido antes de éste verano, para que me hubieras dicho ésto y yo me hubiera ahorrado unas cuantas lágrimas. Ojalá la gente se diera cuenta de que no me importa lo que digan, yo soy feliz así, aunque me pongan verde según me doy la vuelta y encima lo hagan con mentiras. Esa gente no se da cuenta de que su persona no me importa lo más mínimo y de que ahora, ahora pueden seguir haciéndome daño, porque ya no me preocupa su mal.
¿Por qué? ¿Por qué no me preocupo de lo que la gente piense? Porque Sheila me ha enseñado que las palabras vuelan, sobre todo las de la gente que no te quiere.
Las de la gente que te ama de verdad se quedan grabadas en el corazón y ya nadie puede borrarlas de ahí, y aunque sean críticas, las hacen con cariño, y tú guardas sus palabras para no volver a cometer el mismo error dos veces. Por eso los escritos permanecen.

Gracias Sheila, espero ser para tí escrito, y no palabras.
VERBA VOLANT, SCRIPTA MANENT

04 diciembre 2005

¿Bridget...?

El viernes paseaba yo por Preciados cuando decidí, junto con mi amigo y acompañante en ese momento, entrar en FNAC. La verdad es que con el frío que hacía era una decisión "consensuada" por ambos, y muy sensata, por cierto.

La cuestión es que paseándome por las estanterías me encontré un libro que llevaba buscando la friolera de dos años: "El diario de Bridget Jones: sobreviviré". Hace mucho tiempo me compré el primer volumen de las aventuras de ésta mujercilla, y andaba yo desesperada buscando la segunda parte, que, por cierto, ni siquiera había encontrado en El Corte Inglés (han bajado la guardia, ya no lo tienen todo). Y os diré que, aunque es patética y todo lo hace mal (o todo le sale mal, mejor dicho) la he convertido prácticamente en mi heroína, o por lo menos, en una especie de reflejo de mí misma ( no al revés, es decir, no me he convertido en un reflejo de ella).

¿Alguien se ha dado cuenta de que lo que a ella le pasa nos pasa a todas? No es tan descabellado pensarlo. Ella nunca encuentra en el armario la ropa que quiere ponerse para esa cita especial, ¿acaso la encuentro yo?. Yo, que siempre voy con las prisas y que le pido a mi madre en el último momento que me planche una camisa, o que la lave la noche enterior. Ella se encuentra sentada, neurótica perdida, al lado de un teléfono que no suena, esperando esa llamada que no se produce y que quizá nunca llegue, ¿acaso no lo hago yo?. Lee desesperadamente libros de autoayuda, o sus amigas se los recitan, para saber exactamente cómo actuar con un hombre soltero, uno casado, con uno de más de 40 años... y un amplio repertorio de títulos que ahora no recuerdo (y que, por cierto, son de risa), ¿acaso no me gustaría a mi saber qué decir y cómo?, ¿acaso no recurro a su libro para ver que yo no estoy mal, que la loca no soy yo, y que eso que a mí me pasa también le pasa a un montón de mujeres?, ¿no es eso, al fin y al cabo, una consulta a un libro de autoayuda?. Confieso que cada vez que los veo en las tiendas me dan ganas de comprarlos. De todas formas, no creo que me vayan a volver loca, tal y como va el mundo...

Ella es lo que todas somos, o todas somos como ella, aunque en el libro todo parece exagerado. En mi opinión, si no se exagerara, éste libro no tendría gracia, ni ninguno, porque no está el mundo como para perder el tiempo leyendo algo que es como la vida real, qué menos que darle emoción al asunto.

Una mujer cualquiera, una Bridget cualquiera. No somos calcadas, pero sí muy parecidas.

03 diciembre 2005

Y llorar, y llorar...

Hace un año emprendí un camino de sueños junto a un grupo de personas, ahora son otros los que lo emprenden, ahora nos toca a todos arrimar el hombro para que todo salga bien.
¡Qué día tan bonito!
Es en estos momentos cuando te das cuenta de lo que tienes, de lo afortunada que eres, de que lo que otros consideran una burbuja protectora (y a veces succionadora) es para tí fuente de vida, amor, cariño, alegría, ilusión, experiencia...
No es de extrañar que se ma caigan las lágrimas ante semejante situación, que esté deseando llegar a casa para meterme a mi cuarto a descargar las cataratas del Niágara que empiezan a formarse en mis ojos. Me han dicho que en la ducha las lágrimas se difuminan con el agua, y todo se mezcla, para caer luego en la bañera y, acto seguido, irse dercho a la cañería. Mejor, ahí no volverá a molestarme. Aunque yo no lo llamaría molestar, es como ese anuncio en el que sale una mujer con unos taconazos de aguja (que no se los deseo yo ni a mi peor enemiga) y dice un hombre (¿¿quién si no??) "Doloroso placer". Pues lo mismo.
A veces desearía no tener unos lacrimales (o lagrimales, o como se diga) tan activos. Me hacen pasar muy malos ratos, pero hay varias versiones de esos ratos, según quién abra la boca para hablar del tema. Primero está la mía, atención: "soy una llorona asquerosa que no hace más que sacar clínex y que se emociona con la B.S.O. de Nothing Hill". Luego está la de la gente que me quiere, y que como no son ellos los que lo sufren... "eres una persona muy sensible, lo que te hace especial es tu ternura, que llevas las emociones a flor de piel...".
No lo dudo.
Debo de ser lo más tierno del mundo.
Y no es por tirarme flores....

02 diciembre 2005

Bienvenidos

Este es mi primer post, y espero que vengan muchos más.
Quiero dar las gracias a Florecilla de Alcanfor y a Kilian por mostrarme lo que es esto.
Espero que escribais algo de vez en cuando, alguna cosilla, para alegrarme un poco. A cambio, espero poder publicar más o menos a menudo.

Muchos besos.